jueves, 10 de enero de 2013

Galletas de chicle, de chicle!!??

Si, si. Habéis leído bien, no me he equivocado al escribir, ni el corrector ha entendido mal ni nada por el estilo. Hoy os traigo galletas de chicle de fresa. Y no creáis que contiene chicle, tan loca no estoy como para utilizar chicle al hacer una galleta.


Los hay de muchos sabores, solo recordaba el de fresa

Hace tiempo que compré, hará como dos o tres meses en mi compra mensual a María Lunarillos, una pasta sabor chicle. En su momento compré pasta de vainilla y otra de pera. Luego llegó el momento de la mora y por último la de chicle. Cuando la compré no sabía muy bien qué iba a hacer con ella. Al recibirla olí el bote sin ni si quiera abrirlo y era como oler esos chicles de Bubbaloo, y ayer cuando abrí el bote y metí la cuchara me teletrasporté a cuando era una niña, quizás no lo fuese tanto, y le daba un mordisco al chicle y salía ese líquido rosa taaaaan rico. O es cosa mía o los Bubbaloo lo rellenan con esta pasta.




El otro día me acordé de las galletas de pera que hice hace mucho tiempo. La receta original la saqué de Mensaje en una Galleta, aunque la original llevaba agua de rosas o algo así. Para la de pera la modifiqué y el resultado en aquel momento no fue el esperado. Esta vez si que saben a lo que tiene que saber, a CHICLE!!




El color se lo da la misma pasta, no he añadido nada. Y para que se mantenga ese color rosa hay que hacer el doble horneado.

RECETA:
225 gramos de mantequilla sin sal
100 gramos de azúcar glas
400 gramos de harina
1 cucharadita de sal
50 gramos de pasta de chicle
1 huevo M

Mezclar la mantequilla con el azúcar, la sal y la pasta de chicle. Sólo mezclar, no hay que batir en exceso. Ahora añadimos el huevo y volvemos a batir. Ahora es el momento de añadir la harina. Cuando tengamos una masa homogénea dejamos de batir.

Antes metía en la nevera la masa y luego la estiraba pero, evidentemente, cuesta mucho más estirarla cuando está fría. Ahora estiro la masa entre dos hojas de papel de horno. Y luego a la nevera. Dejo reposar unas cuatro horas. Para trabajar mejor divido la masa en dos, de no hacerlo es mucha cantidad para cualquier rodillo y encimera.

Pasadas esas horas saco una de las dos masas y corto, luego saco la otra y sigo cortando con la forma elegida, con los sobrantes vuelvo a hacer una bola y estiro de nuevo, y una vez más a la nevera o al congelador, depende de lo rápido que queremos que se endurezca. 

También es importante que antes de hornearlas vuelvan a ser refrigeradas, así se evita que se deformen.

El horno como siempre a 180 grados. Y en cuanto a los minutos que deben estar dentro no sé que decir, me fío del olfato y del color. En este caso, para que no cambie su color rosado, las saco cuando pierden el brillo y a la rejilla a enfriar. Una vez que están todas horneadas, las coloco en la bandeja y las meto con el horno apagado para que pierdan la humedad que les pueda quedar.




Y así de fácil se hacen unas galletas sabor chicle de fresa, jeje.

El mismo día hice una de chocolate, superbuenas, prometo receta.

Y aquí no se acaba el uso de la pasta de chicle, habrá que probar más cositas, no??

Nos vemos pronto que tengo más cosas que enseñaros.

1 comentario:

  1. ummm acabo de probar la pasta de chicle y no conseguía recordar a que sabor me recordaba!!! Hasta que leyendo blogs he dado con el tuyo y comentabas lo del bubbaloo!!!
    Está ríquisimo!!

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